Piratería, el principal rival del cine.

Conocemos hoy en dia a la piratería, no como a los bucaneros de hace generaciones que robaban barcos y asesinaban personas, sino más bien como contrabandistas de contenido de interés, si bien la idea de conseguir productos de una manera alternativa llama la atención, las consecuencias de apoyar a este acto ilícito trae consigo terribles consecuencias desde el momento que empezamos la descarga del contenido.

La industria cinematográfica es la más afectada a los ataques de piratería, provocando enormes pérdidas financieras, resultando en millones de dólares que terminan en las manos equivocadas,  que fácilmente contribuirían a la economía de la comunidad y a la producción de nuevas y mejores obras de cine.

No se deben consumir más productos pirateados.

El descargar una película “pirata”, trae consigo repercusiones negativas en muchos sentidos, tanto para el consumidor como para la economía local y de la mismísima industria del cine, si bien el principio de la piratería es facilitar un contenido de baja calidad previo a su distribución oficial, esto significa que no participa en el proceso de compra y venta que mantiene la producción en pie.

El consumidor resulta afectado en el sentido de que recibe un producto de características inferiores a las originales, singularidad que priva al interesado de un contenido de primera mano, normalmente, estas anomalías son reflejadas en el aspecto visual de la película reduciendo la calidad del video hasta el punto en el que cuesta distinguir la imágenes.

Y ya que los medios de entretenimiento son de las principales actividades económicas de las comunidades a nivel mundial, Es la víctima más lucrativa de piratería, lo que implica pérdidas financieras significativas a la economía global, previendo oportunidades de empleo y consumos varios, todo por su gran movimiento de fondos, entre la creación de las obras, distribución y venta de entradas y mercancías relacionadas.

A pesar de la negatividad del asunto, la piratería posee un ganador, “el pirata”, al distribuir la mercancía de baja calidad obtiene una ganancia, no tan lucrativa como la que produce la industria del cine, pero aun asi muy ostentosa haciendo referencia a la calidad de la obra y a la manera de conseguirla.

Por estos motivos, se debe lograr desistir al consumo de estos productos ilícitos, que destruyen de manera significativa el principal patrimonio audiovisual del mundo y a sus consumidores al mismo tiempo, participar en el contrabando, permite a que la costumbre siga replicándose y que el contrabandista de contenido continúe con la distribución.